Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas. Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas. Mashiaj nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), Gálatas 3:10-13
Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador. Gálatas 3:19
Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra. Romanos 7:6
A la luz de estos versos, y muchos otros de Shaul, hay una Ley que fue añadida (de manera que no es eterna, sino que se agrega tras la transgresión del hombre), y esta es una Ley a la que hemos muerto. Y si hemos muerto a ella, ¿como la guardaremos? No es difícil notar las aparentes contradicciones entre los versos antes leídos y los del Shaliaj Shaul. ¿Donde radica la confusión de la mayoría? En que existen dos leyes, una terrenal para los que andan en la naturaleza de esta creación, y una celestial para aquellos en los que la naturaleza primigenia del hombre ha sido restaurada. Les pregunto, ¿saben ustedes a cuál Ley era necesario morir? Y aún más importante, ¿Por qué teníamos que morir a esa Ley para volver a tener común unión con Elohim? Si Adán fue creado con la ley de Yahveh en Su corazón, ¿de que Ley entonces habla Shaul cuando dice que fue agregada?, de manera que no tuvo participación en esta creación sino hasta después de la caída del hombre por su transgresión. La Ley celestial, es la que siempre ha existido con el Abba, pues ella es Mashiaj mismo. Como lo testificó el Shaliaj Yohanan: La Palabra estaba con Elohim en el principio, y ella misma era Elohim. ¿De quién se nos habla? De Yeshua. ¿O acaso nos es desconocido que Yeshua fue la Torah hecha carne? Decir, entonces, que la Ley no es eterna es decir que Yeshua no es eterno. Y decir que la Ley no es divina y de origen celestial es negarle los mismos atributos al Mashiaj de Israel. Él es la Palabra que se hizo carne, la Ley Eterna que es el corazón mismo del Abba de las Luces pues la Ley no es más que la manifestación tangible del mismo Ruaj de Yahveh que obra en el corazón del hombre cuando este acata y obedece la palabra de todo su corazón. ¿Les suena extraño lo que digo? Responda entonces usted, ¿Por qué el Ruaj Hakodesh fue derramado sobre los discípulos de Yeshua en la fiesta de Shavuot, fiesta en la que se conmemora la recepción de la Torah por parte del pueblo de Israel? ¿Por qué no descendió en Pesaj o Yom Kippur? Descendió en Shavuot porque así tenía que hacerlo para completar lo que ya había iniciado, pues el Ruaj ya se había entregado a Su pueblo cuando este recibió la Ley, pero siendo el primer pacto el pacto de lo material, Él se dio a sí mismo en una naturaleza material en palabras humanas y comprensibles a la mente humana pero que encerraban Su misma naturaleza de santidad y perfección. En el Brit Hadasha, el pacto de lo espiritual se derramó como lo que Él es, espíritu. Sepa usted que en definitiva la Ley Eterna es Yahveh mismo. De manera que jamás y nunca podremos hablar de ella como temporal ni terrenal, ni mucho menos como abolida, pues Elohim no puede ser abolido.
¿Que, entonces, con la Ley añadida y terrenal? Esta fue agregada como el resultado de la difracción de la naturaleza terrenal de la celestial en el hombre. Como ya sabemos, el hombre fue creado con una naturaleza dual, terrenal y celestial. El hombre tenía común unión con Yahveh, y su voluntad iba siempre de acorde a la de Su Creador pues el hombre fue creado con la imagen y semejanza del Altísimo. La Ley de Yahveh estaba en el corazón del hombre, por eso el hombre agradaba al Abba pues Su naturaleza era de pureza y santidad, era la naturaleza del mismo Yahveh, era una naturaleza celestial. Al hombre transgredir la Ley celestial al desobedecer a Yahveh, el hombre perdió su comunión con el Abba y se estableció en el la naturaleza de pecado. Esta última es una naturaleza terrenal y caída, y siendo así el Eterno tuvo que proveer una Ley terrenal para preservar al hombre hasta que este fuera restaurado por la obra del Cordero. De ahí que la Ley cuyo fundamento eran los sacrificios de animales solo tenía efectividad temporal sobre la naturaleza terrenal del hombre, su ser espiritual no era limpiado con tales ofrendas porque así como lo terrenal es limpiado con sacrificios terrenales, así mismo la naturaleza celestial solo podía ser limpiado con el sacrificio de uno que fuera celestial. Ahí, empieza el misterio de por qué tenía que ser Elohim mismo en Su Hijo quien hiciera la obra. ¿Cómo, entonces, dudaremos de la divinidad de Yeshua Ha Mashiaj? Pues si no hubiera sido Dios el que baño el madero, entonces Su sacrificio no hubiera tenido más valor que el de los animales, por limitarse solamente a lo terrenal.
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Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión. Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos. Hebreos 9:22-23
¿Tenemos realmente un conocimiento acabado del por que la obra redentora de Mashiaj en la cruz del Calvario parecía imposible, y efectivamente lo era para todo hombre?
Entendiendo la naturaleza dual del hombre, la física y la espiritual, debemos entonces comprender por que era necesario un sacrificio que restaurara ambas partes del hombre. La naturaleza celestial, como ya hemos dicho, no podía ser limpiada con sacrificios terrenales, pero si el sacrificio que se efectuara hubiera sido solo espiritual, entonces no habría redención del alma (que posee doble naturaleza) sino solo del espíritu, puesto que este es celestial (en el caso de los hijos de salvación, pues sabemos que los hijos de ha satán no son semilla divina).
Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión. Hebreos 9:22
De manera que para redimir el alma del hombre era necesario el sacrificio de uno que pudiera con Su obra limpiar tanto la naturaleza terrenal del hombre como la celestial, porque ambas tienen presencia en el alma. El Abba es Ruaj, de manera que El no tiene relación con lo terrenal, la semilla del Abba que se estableció desde el principio en la tierra desde Adán y que fue pasando de primogénito en primogénito, es decir de cuerpo corpóreo en cuerpo corpóreo, como una semilla cuyo origen era el mismo Elohim Creador de todo cuanto existe, el portador de la semilla de Yahveh siempre fue uno con Su Abba. Por eso en Yeshua el Abba depositó todo, el Ruaj Celestial, el Ruaj del Unigénito que es Elohim Todopoderoso, pero también la herencia que se estableció en carne y sangre desde el principio con el propósito de restaurarlo todo. ¿Para que fue creado Adán? Ya lo hemos leído a la luz de la Palabra:
Así dice Yahveh, el Santo de Israel, y su Formador: Preguntadme de las cosas por venir; mandadme acerca de mis hijos, y acerca de la obra de mis manos.
Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé. Yo lo desperté en justicia, y enderezaré todos sus caminos; él edificará mi ciudad, y soltará mis cautivos, no por precio ni por dones, dice Yahveh de los ejércitos. Isaías 45:11-13
El hombre fue creado como vehículo para restaurar. Le pregunto, ¿sabe usted que significa ´´Reparador de Portillos´´? En el plan eterno y perfecto del Altísimo se trata de restaurar la Creación, y ello va relacionado con levantar a Sion de su ruina.
La eficacia del sacrificio del Cordero radica en la dobla naturaleza del que fue crucificado, y en que él fue perfecto en ambas, como espíritu y como hombre. Por eso, cuando fue traspasado con una lanza salieron de Su costado agua y sangre, evidenciando la doble naturaleza del que había muerto, y, en vía de consecuencia, que Su obra restauraba tanto lo terrenal como lo celestial.
Tal Ley terrenal solo nos seria útil hasta la venida de Mashiaj, pues tras Su obra por medio de El hemos vuelto a tener comunión con el Abba y se ha restablecido en nosotros la naturaleza celestial. Es por eso que la Ley terrenal es para los terrenales, pues estos no han sido revestidos de Mashiaj.
Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina, según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado. 1 Timoteo 8-11