La Luz que ilumina el camino
El Espíritu de Jezabel
El Reino de Israel o Reino del Norte estaba comprendido por las 10 tribus de la Casa de Israel que por designio divino, se separaron de la casa de David, como establece las escrituras en 1 de Reyes 11:9-13; 1 de Reyes 11:26-37. Esta separación tuvo lugar luego de la muerte del Rey Salomón en el proceso de ascensión al Trono del Príncipe Roboam, quien posteriormente se constituyó en Rey de Juda que estaba conformado por la tribu de Judá, Benjamín y la Primogenitura de la Tribu de Levi (Casa de Aaron), mientras que Jeroboam hijo de Nabat ascendió al Trono del Reino del Norte.
Luego de la sucesión de varios reyes en el reino del Norte (Las diez tribus de Israel), se entrona la casa de Omri. Después de Omri se levantó el Rey Acab, como se evidencia en la palabra de Adonai en 1 Reyes 16:29-33. Este Rey de Israel, Acab, fue uno de los peores reyes de Israel y sobre todo ofensor de la voluntad del Altísimo con su pueblo Israel por su inclinación al pecado de la idolatría, el cual es rebelión contra el Eterno.
Una de las primeras medidas que tomó el Rey Acab fue pactar una alianza con la nación vecina de Sidón que conformó en su tiempo una de las principales ciudades Fenicias de su tiempo. Las ciudades fenicias por su cercanía al Mar Mediterráneo se convirtieron en una próspera nación por sus relaciones comerciales con muchas naciones y civilizaciones de su tiempo, por el acceso de su flota marítima a muchas naciones lejanas. La palabra de Elohim relata en 1 de Reyes 5 y 1 Reyes 9:26-28 la relación previa que tuvo el Rey Salomón de Israel y el Rey Hiram de Tiro (nación fenicia).
La alianza de Israel y Sidón consistió en el matrimonio concertado entre el Rey Acab y la Princesa Jezabel hija del Rey de Sidon Et-baal (Sacerdotisa de los dioses paganos Baal y Asera), esta alianza, que implicaba un pacto político comercial entre ambas naciones, tuvo como consecuencia desastrosa para Israel la idolatría. El Eterno Elohim de Abraham había prohibido tajantemente a su pueblo casarse con mujeres extranjeras que inclinaran su corazón hacia la adoración de dioses falsos como eventualmente sucedió con Acab quien inducido por Jezabel instituyó la adoración a los dioses cananeos Baal y Asera en todo Israel (Deuteronomio 7:1-5). Los Profetas de Yahveh Elohim de Israel que guiados por el Ruaj Ha Kodesh denunciaron la idolatria y profetizaron en contra de ella, fueron perseguidos por Jezabel, tal como fue el caso del Profeta Elías Tisbita.
En el Capitulo 21 de Primera de Reyes se narra la historia de la ambición desmedida del Rey Acab por adquirir a cualquier costo la viña de Nabot de Jezreel. Nabot, siervo justo del Elohim de los cielos se guarda de aceptar la oferta de compra o intercambio comercial de Acab por esta viña que es la Heredad de sus padres. Todo siervo del Eterno tiene una herencia espiritual en Yeshua Elohim, la palabra lo registra como la herencia incorruptible de los santos en luz en 1 Pedro 1:3-4 y Colosenses 1:12. Por causa de lo que implica la herencia espiritual con respecto a la identidad y código genético de los hijos de Elohim, por medio de Yeshua, los siervos del Altísimo deben cuidar de no manchar sus vestiduras de luz con la inmundicia del pecado porque esto conlleva a que los espíritus de tinieblas roben las bendiciones divinas a sus vidas. Nabot en su tiempo tenia conciencia de esto y por eso dijo en el versículo 3 del capitulo 21 de Primera de Reyes: “Guárdeme Yahveh de que yo te dé a ti la heredad de mis padres.”.
Ante la negativa de Nabot de vender su viña al Rey Acab, este se va a su palacio mostrando un comportamiento emocional como se muestra en el versículo 4 de este mismo capitulo 21 de Primera de Reyes. Percibiendo esto Jezabel en su espíritu al cuestionar a su marido este le retroalimenta de lo acontecido. Esta mujer en quien reposaba en su tiempo la alta jerarquía espiritual del reino de las tinieblas procedió a realizar las siguientes acciones que este articulo tiene como objeto de estudio el analizarlas con la Lupa del Ruaj Ha Kodesh (El Espíritu Santo):
Se convocaba al pueblo a un ayuno y un juicio público contra Nabot donde los acusadores eran hombres perversos que levantaron falso testimonio contra Nabot diciendo que este había blasfemado a Dios (Elohim) y al rey.
Se cumplieron las instrucciones de Jezabel y Nabot fue apedreado por el pueblo ese día, como se describe en los versículos 11 al 14 del capítulo mencionado anteriormente. Enterado Acab de este crimen realizado por su esposa Jezabel desde la sombra, este alegremente en su maldad desciende a la viña, para tomar posesión de la viña de Nabot.
El espíritu de Jezabel opera suplantando la identidad y autoridad masculina. Este espíritu intriga de manera perversa en nombre de Dios (Elohim), aparentando una falsa justicia que es solo religiosidad y persecución a lo santo del Abba. Referencia: 1 Reyes 21:8-14
Este espíritu hace la guerra a los santos profetas de Yahveh, pues cuando El Profeta Elías derrotó por el poder de Elohim a los profetas de Baal, Jezabel lo amenazó tal como lo evidencia la palabra de Yahveh en 1 Reyes 18:20-40; 1 Reyes 19:1-3.
El Eterno Elohim de Israel al ver esta injusticia cometida contra uno de sus siervos en este caso Nabot de Jezreel quien como tantos otros hombres del Eterno fue mártir de Jezabel. Inmediatamente acontece este crimen el Eterno le revela el hecho a su Profeta Elias Tisbita y le da instrucciones del Juicio divino contra estos reyes pecadores como se puede apreciar en los versículos 17-22 de 1 Reyes 21 donde se establece sentencia a Acab por sus pecados por venderse a hacer lo malo ante los ojos de Yahveh EL GRAN YO SOY. No solo Acab es condenado por el Eterno sino también Jezabel quien era la Autora del Crimen tras el telón.
Para el cumplimiento de la sentencia profética el Altísimo en su infinita sabiduría instruye al Profeta Elías ungir a Jehu hijo de Nimsi como Príncipe de Israel como explica el Espíritu de Elohim en: 1 Reyes 19: 16a. por ende, en ese tiempo histórico Jehu fue escogido por El Altísimo como Rey de Israel para exterminar a la casa de Acab y Jezabel.
En el Segundo libro de Reyes 9:30-37, describe la caída del espíritu de Jezabel en ese tiempo de la mano de Jehu Hijo de Nimsi. Antes de morir Jezabel como último intento quiso seducir a Jehu vistiéndose provocativamente, pero eso no aconteció sino que sus mismos eunucos por orden de Jehu la arrojaron de su ventana al suelo y Jehu en señal de victoria y para vergüenza y humillación de Jezabel después de muerta la atropello y sucedió que después de eso, cuando los siervos de Jehu iba para sepultarla ya solo a su cuerpo le quedaba la calavera , los pies y las palmas de las manos y recordaron el juicio del Eterno que estableció que en la heredad de Jezreel comerán los perros las carnes de Jezabel, y el cuerpo de Jezabel será como estiércol sobre la faz de la tierra en la heredad de Jezreel, de manera que nadie pueda decir: Esta es Jezabel.
En estos versículos El Ruaj Ha Kodesh establece el juicio contra el espíritu de Jezabel que es el mismo espíritu de la idolatría que busca distorsionar la verdad de Elohim, robarse la adoración que le pertenece al Abba Eterno e invertir el orden establecido por el Gran Yo Soy (que lo femenino esté por encima de lo masculino).
El espíritu de Jezabel es el mismo espíritu de la otrora reina del cielo, es el espíritu destituido que se opone a la santa voluntad del Elohe Eterno de Israel. Fue ese mismo espíritu de la serpiente que tentó a Eva en el jardín del Edén, pero que es destruido en el último tiempo, por medio de los 7 Espíritus de Elohim en la Faz del Unigénito Yeshua Ben Elohim el Candelabro del Abba Celestial.
¡Bendito sea Yahveh en cuya presencia estamos El Juez Justo! ¡Amen!
